martes, 29 de octubre de 2013

Diatriba contra los Canis (1)

Y digo "cani" por apelar a un término poco conocido en éste continente y evitarme en cierta proporción la incontenible lluvia de injurias que suele caerme cada vez que redacto algún texto con alto y peligroso contenido de verdad.

Aún cuando el término "cani" en su esencia se circunscribe a un perfil muy específico de personajes, a los que quiero referirme es en realidad a toda la extensión social de seres humanos cuyo patrón de comportamiento se caracteriza por la carencia absoluta de genuino instinto evolutivo, de voluntad propia que supere las necesidades básicas y para el cual, cualquier entidad que haga evidente su retraso mental patente, su carácter violento y cavernícola, representa una amenaza a sus intereses, un enemigo y un factor que debe ser combatido y repudiado de manera colectiva y de la forma mas primitiva e impulsiva posible.

Es dificil hoy en día encontrar un término preciso para definir a éstos sub-humanos, y no porque sea indefinible, sino que por obra y gracia del espíritu progresocialista y diversificador de nuestras patéticas ideologías sociopolíticas contemporáneas hiperpolarizadas, se hace imposible señalar, abierta y claramente a aquellos factores que evidentemente son responsables de la hecatombe social que padecemos, puesto que para todos los eruditos del socialísmo, cualquier crítica social, por mejor fundamentada que esté, es considerada categorícamente como un acto de intolerancia, de discriminación, y aquél que la postule, automáticamente es tildado de fascista, sin ni siquiera considerar parcialmente el análisis que se esté haciendo. Y es que éste carácter prejuicioso que los adalides de la diversidad dicen combatir, lo esgrimen ellos mísmos de igual o peor forma cada vez que tienen oportunidad, y se aprovechan de su túnica de superioridad moral pretendida e insostenible para descartar y condenar a priori cualquier razonamiento objetivo que haga tambalear los flácidos pilares sobre los cuales se sostiene ésta aparente panacea social que llaman en latinoamércia: progresismo socialista.

Pero básta de liberar vapor comprimido contra el sistema/estado, y básta también de buscar ser "políticamente correcto", las cosas hay que llamarlas por su nombre gústele a quien le guste y cáigale a quien le caiga, y así como el carácter del cani no distingue raza ni posición social o económica, la verdad tampoco, y en eso radica su belleza, en que es una de las poquísimas cosas genuinamente democráticas que existen.

A ésta gentuza infecciosa que para efectos de éste ensayo llamo canis, en otros tiempos y lugares se les llama negros, indios, gitanos, payos, villeros, ñeros, cholos, niggers, rednecks, pikeys y mil definiciones más, que si bien, corresponden al arquetipo* de gente a la que quiero referirme, se quedan cortos en extensión ya que éste carácter viral y pusilánime ya no es exclusivo de los mal llamados "pobres" o de los "negros". No son abundantes, pero he conocido gente verdaderamente pobre económicamente o de raza negra que distan bastante de comportarse como sus compañeros de mote, y que de hecho, por no hacerlo son condenados y exiliados de sus propias comunidades sociales. Por ende, no se trata de generalizar a favor de alguna posición política o de exhibir algún tipo de superioridad racial estúpida; nada más lejos de la realidad; se trata de hacer evidente un patrón de comportamiento que por más democracia y diversidad que defendamos, es indefendible justamente porque atenta contra el verdadero equilibrio de una sociedad, si tal cosa fuera posible.

Es complejo describir en su totalidad los elementos que componen éste carácter, y es que se ha reproducido de manera tan abrupta y alarmante que sus innumerables tentáculos han penetrado tan profundamente la sociedad que incluso pueden mimetizarse como factores de identidad social, nacidos de profundos y deliberados postulados sociológicos, y bajo éstas caretas escudan sus crímenes reales y teóricos como elementos propios y sagrados de una etnia o una comunidad, en el mas absurdo colmo de la hipocresía. Sin embargo, trataré de describir todo lo que me sea posible, para delimitar de forma mas concreta tal comportamiento, presente en todas las sociedades del mundo, pero con mucha mas densidad e intensidad en el "tercer mundo", y que tristemente, en Colombia, ahora es un común denominador.

El primer elemento determinante de éstos infraseres es su abundancia demográfica; consecuencia mayormente de las lamentables condiciones socioeconómicas que padecen nuestras naciones que, al igual que sus protagonistas, tienden a empeorarse cada día mas. Desde la emancipación de Europa, hemos vivido en una pobreza física e intelectual que a un rítmo trepidante logró desterrar de la psiquis de la gente cualquier deseo auténtico y profundo de mejorar como especie, y se reemplazó por un impulso violento y medieval de acumular y aparentar; una fiebre del oro que desde hace siglos pervierte con mayor éxito a la gente cuyo raciocinio es limitado bien sea por condiciones ajenas a su voluntad, ó, como expandiré más adelante, por decisiones fervientes fruto de una larga cadena de condicionamientos psicosociales frecuentemente autoimpuestos voluntariamente por sus propios nichos sociales. La creciente densidad demográfica de éstos animales obedece a un ciclo vicioso generalmente simple y relativo a condiciones específicas dadas en los países en los que se reproducen y que sucede más o menos de ésta manera: La crianza y la influencia les indica que obedecer al instinto reproductor sin ninguna mesura es algo no sólamente lógico sino loable, y que engendrar decenas de hijos es un acto de generosidad con la humanidad, además de constituir un estímulo al ego totalmente incomparable, del cual devienen lás mas nefastas advocaciones del machismo y el feminismo por partes iguales. Hay tantos casos también en los que ésta predisposición a procrear, deviene de la total ignorancia, del comportamiento más errático y bestial posible, y culmina en hordas de gente que pare crías sin siquiera saber por qué. Y aquí quiero hacer un paréntesis, porque ya empiezo a escuchar las críticas atribuyendo éstos fenómenos a la falta de "educación" y otras tonterías, no, éste comportamiento no es exclusivo de la gente ineducada, y jusamente ahí entra muy en discusión lo que nosotros llamamos y defendemos tanto como "educación" **. En resumen, el impulso salvaje por engendrar que profesan éstos sub-seres, determina fehacientemente las consecuencias que derivan en los siguientes elementos que componen su naturaleza, como su adicción a la riqueza aparente, su falsa religiosidad y varias cosas más de las cuales continuaré hablando en las próximas entregas.



* Uso "arquetipo", ya que la palabra "estereotipo" ha degenerado en un peyorativo sin mucho fundamento.
** http://rockyerbrains.blogspot.com/2011/09/el-chantaje-social-de-la-educacion.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario