Y digo "cani" por apelar a un término poco conocido en éste
continente y evitarme en cierta proporción la incontenible lluvia de
injurias que suele caerme cada vez que redacto algún texto con alto y
peligroso contenido de verdad.
Aún cuando
el término "cani" en su esencia se circunscribe a un perfil muy
específico de personajes, a los que quiero referirme es en realidad a
toda la extensión social de seres humanos cuyo patrón de comportamiento
se caracteriza por la carencia absoluta de genuino instinto evolutivo,
de voluntad propia que supere las necesidades básicas y para el cual,
cualquier entidad que haga evidente su retraso mental patente, su
carácter violento y cavernícola, representa una amenaza a sus intereses,
un enemigo y un factor que debe ser combatido y repudiado de manera
colectiva y de la forma mas primitiva e impulsiva posible.
Es
dificil hoy en día encontrar un término preciso para definir a éstos
sub-humanos, y no porque sea indefinible, sino que por obra y gracia del
espíritu progresocialista y diversificador de nuestras patéticas
ideologías sociopolíticas contemporáneas hiperpolarizadas, se hace
imposible señalar, abierta y claramente a aquellos factores que
evidentemente son responsables de la hecatombe social que padecemos,
puesto que para todos los eruditos del socialísmo, cualquier crítica
social, por mejor fundamentada que esté, es considerada categorícamente
como un acto de intolerancia, de discriminación, y aquél que la postule,
automáticamente es tildado de fascista, sin ni siquiera considerar
parcialmente el análisis que se esté haciendo. Y es que éste carácter
prejuicioso que los adalides de la diversidad dicen combatir, lo
esgrimen ellos mísmos de igual o peor forma cada vez que tienen
oportunidad, y se aprovechan de su túnica de superioridad moral
pretendida e insostenible para descartar y condenar a priori cualquier
razonamiento objetivo que haga tambalear los flácidos pilares sobre los
cuales se sostiene ésta aparente panacea social que llaman en
latinoamércia: progresismo socialista.
Pero básta de
liberar vapor comprimido contra el sistema/estado, y básta también de
buscar ser "políticamente correcto", las cosas hay que llamarlas por su
nombre gústele a quien le guste y cáigale a quien le caiga, y así como
el carácter del cani no distingue raza ni posición social o económica,
la verdad tampoco, y en eso radica su belleza, en que es una de las poquísimas cosas genuinamente democráticas que existen.
A ésta gentuza infecciosa que para efectos de éste ensayo llamo canis, en otros tiempos y lugares se les llama negros, indios, gitanos, payos, villeros, ñeros, cholos, niggers, rednecks, pikeys
y mil definiciones más, que si bien, corresponden al arquetipo* de
gente a la que quiero referirme, se quedan cortos en extensión ya que
éste carácter viral y pusilánime ya no es exclusivo de los mal llamados
"pobres" o de los "negros". No son abundantes, pero he conocido gente
verdaderamente pobre económicamente o de raza negra que distan bastante
de comportarse como sus compañeros de mote, y que de hecho, por no
hacerlo son condenados y exiliados de sus propias comunidades sociales.
Por ende, no se trata de generalizar a favor de alguna posición política
o de exhibir algún tipo de superioridad racial estúpida; nada más lejos
de la realidad; se trata de hacer evidente un patrón de comportamiento
que por más democracia y diversidad que defendamos, es indefendible
justamente porque atenta contra el verdadero equilibrio de una sociedad,
si tal cosa fuera posible.
Es complejo describir en su
totalidad los elementos que componen éste carácter, y es que se ha
reproducido de manera tan abrupta y alarmante que sus innumerables
tentáculos han penetrado tan profundamente la sociedad que incluso
pueden mimetizarse como factores de identidad social, nacidos de
profundos y deliberados postulados sociológicos, y bajo éstas caretas
escudan sus crímenes reales y teóricos como elementos propios y sagrados
de una etnia o una comunidad, en el mas absurdo colmo de la hipocresía.
Sin embargo, trataré de describir todo lo que me sea posible, para
delimitar de forma mas concreta tal comportamiento, presente en todas
las sociedades del mundo, pero con mucha mas densidad e intensidad en el
"tercer mundo", y que tristemente, en Colombia, ahora es un común
denominador.
El primer elemento determinante de éstos
infraseres es su abundancia demográfica; consecuencia mayormente de las
lamentables condiciones socioeconómicas que padecen nuestras naciones
que, al igual que sus protagonistas, tienden a empeorarse cada día mas.
Desde la emancipación de Europa, hemos vivido en una pobreza física e
intelectual que a un rítmo trepidante logró desterrar de la psiquis de
la gente cualquier deseo auténtico y profundo de mejorar como especie, y
se reemplazó por un impulso violento y medieval de acumular y
aparentar; una fiebre del oro que desde hace siglos pervierte con mayor
éxito a la gente cuyo raciocinio es limitado bien sea por condiciones
ajenas a su voluntad, ó, como expandiré más adelante, por decisiones
fervientes fruto de una larga cadena de condicionamientos psicosociales
frecuentemente autoimpuestos voluntariamente por sus propios nichos
sociales. La creciente densidad demográfica de éstos animales obedece a
un ciclo vicioso generalmente simple y relativo a condiciones
específicas dadas en los países en los que se reproducen y que sucede
más o menos de ésta manera: La crianza y la influencia les indica que
obedecer al instinto reproductor sin ninguna mesura es algo no sólamente
lógico sino loable, y que engendrar decenas de hijos es un acto de
generosidad con la humanidad, además de constituir un estímulo al ego
totalmente incomparable, del cual devienen lás mas nefastas advocaciones
del machismo y el feminismo por partes iguales. Hay tantos casos
también en los que ésta predisposición a procrear, deviene de la total
ignorancia, del comportamiento más errático y bestial posible, y culmina
en hordas de gente que pare crías sin siquiera saber por qué. Y aquí
quiero hacer un paréntesis, porque ya empiezo a escuchar las críticas
atribuyendo éstos fenómenos a la falta de "educación" y otras tonterías,
no, éste comportamiento no es exclusivo de la gente ineducada, y
jusamente ahí entra muy en discusión lo que nosotros llamamos y
defendemos tanto como "educación" **. En resumen, el impulso salvaje por
engendrar que profesan éstos sub-seres, determina fehacientemente las
consecuencias que derivan en los siguientes elementos que componen su
naturaleza, como su adicción a la riqueza aparente, su falsa
religiosidad y varias cosas más de las cuales continuaré hablando en las
próximas entregas.
* Uso "arquetipo", ya que la palabra "estereotipo" ha degenerado en un peyorativo sin mucho fundamento.
** http://rockyerbrains.blogspot.com/2011/09/el-chantaje-social-de-la-educacion.html
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