martes, 29 de octubre de 2013

La VERDAD no es una opinión.

Después de varias semanas de crisis mediática y paro agrícola en donde la especulación y la desinformación fueron reinas, lentamente comienza a aflorar obejitividad con algunas pinceladas de verdad, como el artículo de Marta Ruíz publicado en la última edición de la revista Semana, en el que, considerando las implicaciones serias del TLC y Monsanto con el sector agrario colombiano, se aclara que la información que hemos leído los últimos días, es confusa, indirecta y puede o no ser la punta de un iceberg mucho mas grande y antiguo que la micro-revolución desatada por el documental 970. Y es justamente por lo que he estado insistente en el tema, y por eso reitero: Que mierda vienen a quejarse ahora de cosas cuyo momento de solución posible pasó hace 15 años o mas?

Las cosas se jodieron en el 91 cuando importar se volvió mas barato que producir, y de ese momento en adelante no ha sido más que una cadena lógica y causal de situaciones políticas y económicas claramente predecibles, y por las cuales, en su momento no se hizo absolutamente nada, en gran parte porque, como ya he mencionado en otras ocasiones, la población de a píe, no tiene ninguna incidencia y control sobre las cosas, aún cuando ingenuamente lo crean. Y lo molesto, lo verdaderamente molesto, es ésta generación, de la cual hago parte vergonzosamente, que, repitiendo un patrón infinito de "rebeldía juvenil", perfectamente válido y lógico a edades más tempranas, ha devenido en la más arrogante de las jipamentas mesiánicas conocidas en la historia, y es lógico, con una herramienta de permeabilización social como facebook, mis queridos contemporáneos han explotado en un frenesí de romanticismo socialista, totalmente teórico y virtual, y que a la hora de confrontarlo factualmente, se hace agua por todas partes.

Es una hora bastante tardía para dejar las pretensiones mesiánicas, pero en orden de realmente abrir la cabeza hacía un futuro completamente incierto y probablemente nefasto, considero necesario hacerlo. Me desconciertan las motivaciones infantiles de muchos, y si su afán por salvar el mundo y la especie es por dejarles un mejor mundo a sus hijos, creo que debieron plantearse muy seriamente las cosas antes de engendrar.

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